Un bosque es mucho más que un grupo
de árboles. En él habitan multitud de plantas y animales y cada uno de ellos
desempeña una función importante para el ecosistema. Las plantas sirven de
alimento a los animales y les proporcionan un sitio donde esconderse, dormir y
cuidar de sus crías. Las raíces de los árboles protegen y sujetan el suelo y
sus hojas expulsan el oxígeno a la atmósfera necesario para respirar. A cambio
los animales abonan y airean la tierra, polinizan las flores y transportan las
semillas unas lejos de otras.
Dependiendo de la temperatura, la
humedad, la cantidad de luz y los nutrientes que haya encontramos distintos
tipos de bosques repartidos por el planeta Tierra:
Bosque mediterráneo

El bosque mediterráneo tiene además
una amplia variedad de arbustos y hierbas que acompañan a los árboles. Muchas
de ellas son aromáticas, ya que además de proporcionar olor, sus aceites
esenciales ralentizan la evaporación del agua durante los meses de más calor,
como por ejemplo el romero (Rosmarinus oficinales) o el tomillo (Thymus
vulgaris). También encontramos otras especies arbustivas típicamente
mediterráneas, como son el lentisco (Pistacia lentiscus) y la jara (Cistus
ladanifer).
Bosque de coníferas:

Todas tienen porte arbóreo o arbustivo, es decir,
todas forman tronco y corteza. Además, muchas de ellas presentan una copa
triangular con ramas flexibles, lo cual les permite evacuar fácilmente la nieve
que se va quedando acumulada y así evitar que sus ramas acaben partiéndose por
el peso.
Bosque de ribera:

- Vegetación capaz de soportar la inmersión temporal o permanente de sus raíces y parte baja del tronco.
- Sistemas radiculares fuertes y resistentes para soportar las crecidas de agua y la fuerte corriente. Por ejemplo los sauces de porte arbustivos (Salix sp.).
- Rápido crecimiento y alta capacidad de regeneración vegetativa, lo que supone una gran ventaja adaptativa frente a las posibles modificaciones de los márgenes del cauce.
- Ramas muy flexibles para soportar la incidencia del agua.
- Capaces de ocupar con rapidez superficies emergidas por sedimentación de depósitos recientes.
Además, en conjunto, las comunidades
vegetales de ribera retardan la velocidad del agua en las crecidas, defienden y
protegen la estabilidad de los terrenos adyacentes e incrementan su fertilidad
haciendo posible el depósito de los elementos finos que transporta el agua.
Bosque tropical:
Los bosques tropicales son los ecosistemas más ricos
del mundo. En ellos encontramos miles de especies animales y vegetales
diferentes. A diferencia de los bosques templados y boreales del resto del
planeta, en los bosques tropicales es difícil encontrar dos árboles iguales
creciendo juntos. Al haber muchas especies distintas hay pocos individuos de
cada una de ellas. Esto los convierte en bosques muy sensibles a los cambios y
cuya destrucción pone en peligro la desaparición de todos los individuos de una
misma especie. De hecho conviven tal cantidad de plantas que hay una enorme
competencia por la luz y los nutrientes.
Algunas estrategias adaptativas serían:
- Plantas trepadoras: nacen enraizadas al sustrato.Poseen especializaciones en el tallo que les permiten engancharse y enrollarse en otras plantas. De esta forma alcanzan mayor altura y, por tanto, mejor acceso a la luz.
- Plantas epífitas: plantas que crecen sobre otras plantas. No las parasitan, sólo se apoyan en ellas. Obtienen la humedad del ambiente y los nutrientes mediante distintas estrategias, normalmente consistentes en acumular agua entre las hojas y el tallo y generar un caldo de cultivo con materia orgánica en descomposición, al que van dirigidas sus raíces.
- Morfología de las hojas: muchas especies tropicales poseen hojas enormes a modo de paneles solares gigantes, para que el más mínimo rayo de sol que consiga atravesar el dosel vegetal pueda ser captado. Al ser hojas tan grandes han de ser también flexibles para evitar romperse. Normalmente están acanaladas y pueden acabar en punta, para así evacuar fácilmente el agua acumulada sobre su superficie. Además, poseen una cubierta de ceras que las impermeabiliza, protegiendo sus tejidos de la putrefacción provocada por la humedad. Algunas especies, poseen altas concentraciones de otros pigmentos además de la clorofila (como por ejemplo los carotenoides, que dan colores anaranjados o rojizos). Estos pigmentos están especializados en capturar luz con otras longitudes de onda, lo que les permite aprovechar la poca luminosidad a la que tienen acceso estas plantas.
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